miércoles, 15 de octubre de 2008

Calabazas y el sentido de la vida

Cuál es el sentido de la vida? Yo ciertamente no lo sé. De hecho yo pienso que la vida no tiene ningún sentido y a veces envidio a los religiosos porque tienen su fe. Pero hay días en los que una puede comer algo delicioso, como calabacitas rellenas de jamón y queso, capeadas y en salsa de jitomate, y entonces se siente como que la vida vale la pena sólo por amar los detalles como ese.

Pero en realidad, esa capacidad de apreciar detalles -de sentir placer por crear, por tocar algún instrumento, por escribir, por hacer manualidades, por andar en bicicleta, por salir con amigos- no está garantizado. Viene desde adentro, cuando una está bien. Al igual que la motivación, es un efecto, y la causa de la que viene es bastante profunda y no la entendemos, ni mucho menos, la controlamos. Eso me ha ido quedando claro y ahora no lo doy por sentado. Antes de pasar por mis depresiones, asumía que una siempre está motivada, siempre tiene una base optimista y segura. Pero nanáis, eso no es cierto. Y de dónde viene la motivación? De dónde viene ese arte de saber amar la vida a través de sus detalles? Lo podemos construír poco a poco a fuerza de voluntad? O depende más de las circunstancias fuera de nuestro control?

Como esas preguntas se parecen un poco a la de qué sentido tiene la vida, mejor las dejo así. Por lo pronto, agradezco haber disfrutado mucho mis calabacitas rellenas.

viernes, 10 de octubre de 2008

Universalidad

Esto que les copio me gustó mucho (no sé porqué). Es de Doris Lessing, en la introducción de su libro "El cuaderno dorado"

Por fin comprendí que la manera de salir del problema o de resolverlo, del tormento interno de escribir acerca de "problemas personales intrascendentes", era reconocer que nada es personal, en el sentido de que sólo es personalmente nuestro. Escribir acerca de uno mismo equivale a escribir acerca de los otros, dado que nuestros problemas, dolores, placeres y emociones (y nuestras ideas extraordinarias o notables) no pueden ser únicamente nuestros. La forma de tratar el problema de la "subjetividad", ese chocante asunto de estar preocupado por el pequeño individuo, que al mismo tiempo queda atrapado en tal explosión de terribles y maravillosas posibilidades, es verlo como un microcosmos y, de esa manera, romper a través de lo personal, de lo subjetivo, convirtiendo lo personal en general, como en verdad siempre hace la vida transformando en algo mucho más amplio una experiencia privada (...) comprender que todo el mundo comparte la única e increíble experiencia propia.

sábado, 4 de octubre de 2008

La tentación de la tristeza

De unos días para acá siento que la tristeza me llama, me jala, me intenta seducir.

Antes, habría escuchado su llamado sin más preguntas. Me habría hundido en ella. Pero he cambiado mucho y entiendo más cosas y soy más resistente. Así que ahora siento esos llamados que me hace, esos intentos por convencerme, revoloteando en las orillas de mi mente y de mi cuerpo, y los resisto con simples preguntas. Por qué o para qué quieres jalarme? A dónde me invitas a ir, tristeza, y qué hay ahí para mí? Qué gano?

Y no sabe responder. Así que yo me mantengo firme donde estoy.